Por Ignacio Koblischek. Todos los derechos reservados.

Introducción

Cuando hablamos de "paraheráldica" nos referimos a todo aquello que se desarrolla alrededor del escudo. No se considera Heráldica porque ya no se sigue un sistema que interrelaciona elementos dentro del campo del escudo, sino que la paraheráldica se desarrolla alrededor del escudo con el fin de transmitir nuevos mensajes. Normalmente, estos mensajes pueden ampliar el significado del escudo, o bien informarnos de la dignidad o méritos del titular. 

Con el origen de la paraheráldica, podríamos decir que nos encontramos ante una paradoja. La crisis de la Heráldica en el siglo XIV, la cual puso en peligro su propia existencia, se resuelve con el recurso a los ornamentos exteriores. Es decir, al Sistema Heráldico lo salva un recurso ajeno a la Heráldica. 

El éxito de la paraheráldica o utilización de los ornamentos exteriores, coincide con el retroceso del Sistema Heráldico. Lo importante ya no es el escudo en sí, sino todo lo que le rodea que, en definitiva, transmite la dignidad del titular, su prestigio social. De ahí que a partir de ahora lo importante no es ser titular de un escudo, sino mostrarlo como una "vitrina de trofeos" personales. 

El retrato personal 

El uso de los ornamentos exteriores no es obligatorio, sino que queda a elección del titular del escudo. Normalmente, se muestran los méritos heredados y los ganados personalmente. El escudo pasa a ser un retrato personal. 

Mostrar estos méritos es perfectamente lícito, aporta mucha información y puede ser el motivo de mejorar el comportamiento social. Por todo ello, es una costumbre o uso heráldico que se mantiene hasta la actualidad. 

Heráldica ficción 

Llegados a este punto, hay que tener cuidado con la llamada "Heráldica ficción". La podemos definir como el uso del Sistema Heráldico y de la paraheráldica con el fin de aparentar honores, distinciones o dignidades que en realidad no se tienen.