Por Ignacio Koblischek. Todos los derechos reservados.

3.-Transmisión de las armerías. 

El escudo se transmitía, normalmente, de padres a hijos. Para evitar confusiones se empezaron a diferenciar los escudos de un mismo linaje. Así el cabeza de familia utilizaba las armas plenas. Las diferencias de armas o brisuras dependían de la costumbre de la zona. 

En la zona clásica, se considera al escudo como la unidad significativa emblemática, que no puede variar porque se desvirtúa. Es un concepto muy racional, por eso las diferencias o brisuras se realizarán añadiendo un lambel, superponiendo una figura o colocando las armas secundarias en la bordura. 

En el área franco-anglosajona, las diferencias se hacían con un lambel. 

En Inglaterra y Escocia se desarrolló más, y se procuró una pequeña figura para cada descendiente: una merleta, un anillo, una estrella, …

En Francia, fueron más usadas las borduras y bastones, donde se incluían las armas maternas. 

En Alemania, se optó por mantener las mismas armas, pero cambiando los colores, tanto del campo como de las figuras. 

En Suecia no existen las brisuras.

En la zona media, en España la opción fue cuartelar las armas, cambiar de orden los cuarteles o cambiar de muebles y conservar el esmalte. En esta zona se da más importancia al aspecto visual que al racional.  

Las hijas heredaban las armas del padre, no las solían brisar, ya que solían combinarlas con las del marido. Las madres transmitían sus armas cuando su linaje era más importante que el del marido.